El concepto de la comida me encanta, pero definitivamente hay que bajarle a la cantidad de sal y salsa que le hechan a los platos. El pepino loco tenía muchísimo potencial, pero lo sentí muy salado, al igual que la sopa preparada. Llevan mucho limón y por eso se siente menos, pero sin embargo, a mi parecer todo estaba con una carga de sal muy dominante. La michelada muy buena, al prepararla me preguntaron cuánta sal quería y solo pedí media cucharadita, eso estuvo muy bien. En resumen, está muy bueno el menú, pero hay que definitivamente pedir menos sal.
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